“El 80% del éxito en la vida de una persona depende de su inteligencia emocional y solo un 20% del coeficiente intelectual”
Daniel Goleman (La inteligencia emocional)
Cuando se habla de Aprendizaje Socio-Emocional (ASE) puede ser confuso. Más aún si uno se encuentra en el aula. Lo cierto, es que no hay una fórmula secreta que muestre paso a paso el trabajo para desarrollar habilidades socioemocionales.
No obstante, sería importante iniciar siempre por un clima escolar positivo, que permita a los estudiantes aprender a expresar sus emociones de manera asertiva, tomando en cuenta que no existen emociones positivas o negativas. Cualquier emoción es válida y debe ser aceptada para poder gestionarla posteriormente.
La función principal de las emociones es de adaptación. Es por este motivo que influyen en nuestra manera de actuar, de sentir y de pensar. Durante la infancia recibimos respuestas a nuestras emociones que pueden reforzarlas de manera positiva o negativa. Es decir, al expresar una emoción como la alegría, la sociedad responde positivamente.
Por el contrario, cuando expresamos una emoción como el enojo, obtenemos una respuesta negativa. Esto puede provocar que identifiquemos algunas emociones como negativas y otras como positivas, impidiéndonos aceptar cada una de ellas y aprender a expresarlas.
El papel del aula
La educación socioemocional tiene como objetivo el desarrollo de competencias emocionales y puede darse de manera formal e informal, es decir, de manera escolarizada o en el ámbito familiar y social en que se encuentra el estudiante.
Sin embargo, es importante considerar que no todas las familias saben cómo educar a sus hijos para desarrollar sus habilidades socioemocionales y probablemente tampoco tendrán el tiempo ni la dedicación para hacerlo.
Es en este sentido que se vuelve vital educar emocionalmente en el colegio. Las actividades que realizamos en el aula se convertirán en el principal vehículo para establecer la relación afectiva entre el docente y el estudiante.
Cuando planeamos una clase, no solo debemos tomar en cuenta los conocimientos previos, intereses y necesidades de nuestros estudiantes, sino que también la forma en que vamos a generar el vínculo afectivo que derivará en menores problemas de conducta y tendrá un impacto positivo en el aprendizaje.
“Las actividades que realizamos en el aula se convertirán en el principal vehículo para establecer la relación afectiva entre el docente y el estudiante”.
Para introducir la educación socioemocional en nuestras aulas es menester saber que, de acuerdo con Rafael Bisquerra, “moral y emoción coinciden en el cerebro”. Es decir, la neurociencia ha demostrado que los juicios morales activan las mismas partes del cerebro que se activan en el procesamiento de emociones.
Comprender la relación entre la moral y la emoción, nos brinda una perspectiva más amplia sobre el comportamiento de un individuo, ya que las acciones moralmente aceptables dependen de las emociones que provocan, ya sean de aprobación o desaprobación.
Puedes descargar el libro de Daniel Goleman desde este enlace.
Quizá te pueda interesar nuestros cursos que contribuyen al desarrollo de competencias para el aprendizaje socioemocional en concordancia con el estándar N° 6 del MBE 2021: